Para la reina no están dadas las condiciones de seguridad.
A medida que la princesa Leonor alcanza el ecuador de su travesía en el buque escuela Juan Sebastián de Elcano, las preocupaciones en el palacio Zarzuela se intensifican.
Las últimas imágenes difundidas con autorización de la Familia Real muestran a la heredera al trono participando activamente en las tareas de cubierta, izado de velas, clases teóricas y maniobras propias de la vida militar.
Según fuentes cercanas, la reina Letizia lleva semanas presionando para que su hija abandone el barco antes de completar el itinerario previsto.
La experiencia a bordo no está siendo fácil: la princesa de Asturias sufre de cinetosis o también conocido como el mal de mar.
Esto implica que ha sufrido mareos intensos, vómitos recurrentes y caídas que le han dejado visibles hematomas.
A pesar del tratamiento médico, la mejoría ha sido mínima, y las duras condiciones del mar hacen que cada jornada sea un nuevo reto físico y emocional para la princesa.
Lo que realmente ha encendido las alarmas en Zarzuela han sido las filtraciones de fotos privadas. Imágenes de la princesa maya o relajada en bares de Chile y Uruguay han circulado sin control por redes sociales, un escenario impensado para los encargados de proteger su imagen pública.
La reina ve en esta exposición no solo un riesgo reputacional, sino un fallo grave de seguridad.
Frente a la insistencia de su esposa, el rey Felipe VI ha sido claro: Leonor debe completar su formación militar a bordo del Elcano como estaba previsto.
Considera que interrumpir su formación enviaría un mensaje de debilidad y privilegio que podría perjudicarla a largo plazo como futura jefa de Estado. Para el monarca, esta etapa es una prueba fundamental de carácter, disciplina y liderazgo.
Incluso cuando la reina planteó una posible salida temporal para que Leonor estuviera presente en el 18º cumpleaños de su hermana Sofía, el rey lo rechazó tajantemente.
Según su visión, hacer una excepción solo por una celebración familiar podría ser interpretado como un gesto de favoritismo que no se condice con el ejemplo que esperan dar