Santo en la Web y en la Red

26 de julio, 2024

Betina Kraus. Coaching: mi elección.

Me sincero con ustedes que cuando escuchaba hablar de Coaching suponía que era una especie de consultoría y no le tenía mucho respeto, ya que es de conocimiento público que hay muchos chantas en el medio. Pero siempre tuve curiosidad de averiguar lo que significa realmente ya que sentía en mi interior que iba a machear conmigo. Siempre tuve un espíritu solidario y una profunda escucha a los problemas del otro, sentía que me faltaba algo para sentirme más plena espiritualmente. Obviamente hay mucho por hacer en esta vida y lo digo desde mi lado de aprendiz y con total humildad.

Coaching es saber escuchar y preguntar. No se dan consejos de ningún tipo. O sea, nada de decir que novio te conviene, si cambiar de trabajo o si te conviene mudarte. Simplemente tenemos una escucha comprometida y preguntamos asertivamente, obviamente con un fin determinado. Lo único que necesitamos del coachee, o sea cliente, nunca paciente porque no somos psicólogos, es que se comprometa con su querer y esté dispuesto a hacer los cambios que sean necesarios. Está comprobado que para que los cambios sucedan, uno realmente tiene que desearlos fervientemente y comprometerse con su objetivo. No existen soluciones mágicas ni consejos superadores. Sostenemos que para que se produzca el cambio tiene que surgir de uno mismo y ahí la probabilidad de lograrlo es alta. Siempre poniéndose metas a corto y mediano plazo. Para lograr esas metas hay que accionar y el coachee con nuestras preguntas va alcanzando sus propias respuestas y sus acciones. Al ser suyas, el compromiso va a ser mucho mayor. Cuantas veces nos dicen lo que tenemos que hacer y asentimos con un “si” plácido, o un asentir de cabeza, pensando que ojalá que pare de darme consejos. Aunque los consejos sean válidos no los vamos a tomar como propios. Para realizar cambios hay que poder analizarlo, trazarlo, guiarlo y accionarlo uno por sí mismo. Y ahí estamos nosotros desde el coaching para acompañarlos.

Ahora voy a contarles del coaching aplicado a las organizaciones. En este caso se confunde muchas veces esta especialidad con un consultor. Acá son tres partes las involucradas: el coach, la empresa (que es el cliente) y el o los coachees que son las personas que elige la empresa para que trabajen las competencias u objetivos que la empresa requiere para lograr mejoras en el funcionamiento de la organización como así también una mejor interacción del capital humano. O sea que se realiza un acuerdo entre las tres partes involucradas. Los coaches indagan sobre la situación de la empresa para colaborar en la selección de las competencias a trabajar, utilizando herramientas para facilitar el proceso de visualizar las brechas de la situación actual y donde quieren estar. El Coach desde su “Mindset” habilitante y curioso, indaga para escuchar “qué comportamientos son claves para la organización”. Muchas veces el sponsor no tiene en claro cuáles son las competencias que necesita trabajar y ahí es cuando el coach cumple un rol de facilitador. Luego se trabaja directamente con las personas elegidas por la empresa que tienen que trabajar las metas designadas con las cuales acordó previamente. En el proceso con el/los coachees pueden saltar temas de índole personal, miedos, debilidades, fortalezas y oportunidades. A razón de ejemplo el coach invita al coachee a revisar sus fortalezas como así también sus aspectos de mejora y así con el resto de los desafíos que se presenten. Obviamente nuestros temas personales se ven entrelazados con las competencias que son requeridas por nuestros trabajos y destrabando se alcanza un empleado más satisfecho y con objetivos claros y porque no una meta en común con la empresa que es a lo que apuesta la organización. Siempre se respeta el pacto de confidencialidad con el coachee excepto si en los espacios de sesión, el coach participara con su escucha de situaciones que están fuera de su ética profesional.

En tiempos de pospandemia hay un claro problema de integración. El sentido de pertenencia se diluyó, el conocer a su equipo de trabajo y verlos como “humanos”. Hay claras dificultades de que los empleados se pongan la camiseta de la empresa sin importar el rango, Este tema tiene que ver con los valores y cuales compartimos. Hay un alto requerimiento de lograr un trabajo en equipo “Teambuilding” o sea que no solo se están requiriendo evolucionar en las habilidades. A la hora de contratar a un empleado la organización tiene en cuenta sus valores y el empleado a su vez indagará sobre los valores de la empresa. A través del coaching podemos ayudar a la organización en esta etapa. La coherencia en los valores ayuda a todas las partes de la organización, generando reducción de conflictos, satisfacción laboral, compromiso con la organización, rendimiento y querer tener permanencia en la organización.

Con el coaching no sólo encontré sentirme más plena espiritualmente, sino que poniéndola en práctica sumó a mi carrera profesional. Me siento enriquecida y agradecida. Y siempre desde mi lado de aprendiz continuar profundizando esta herramienta para mi tan valiosa que puede ayudar a muchos en su camino.

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