Santo en la Web y en la Red

26 de julio, 2024

Juan Pablo Chiesa. La revolución 4.0. La madre de todas las revoluciones.

La tecnológica en materia laboral.

¿Como va a impactar la tecnología en el trabajo humano?

Las revoluciones traen aparejos transformaciones y porque no, cambios de paradigmas revulsivas al interior de una sociedad. Nuestro país no logra adaptarse a una reconstrucción que desarme todo tejido social en virtud de la modernidad y el desarrollo productivo. Pareciera que no queremos o no sabemos crecer y desarrollarnos, mientras seguimos encerrados en la dialéctica de lo nuevo y lo viejo. Las revoluciones productivas hacen emerger nuevos actores que tiran del carro de la historia.

Así como la primera revolución industrial se basó en la máquina de vapor. Su emergencia impulso la expansión de la industria desde Inglaterra hacia Europa y EE. UU.

La segunda revolución industrial fue motorizada por la aparición del automóvil, los avances en electricidad, trasporte, productos químicos y el acero, donde el ascenso social hizo masivo el consumo.

La tercera revolución industrial trajo el nacimiento y la difusión de las tecnologías de la información y la comunicación. Las TICs.

Hoy vivimos la cuarta revolución industrial. Lo que algunos llamamos, la Revolución 4.0., el trabajo del futuro, donde se está emparentado al uso con fines productivos en inteligencia artificial, la robótica, la nanotecnología, el internet, la impresión 3d y los nuevos dispositivos móviles son el futuro del trabajo. Estos sinónimos tecnológicos, innovadores en un mundo globalizado en constante evolución, son el futuro del trabajo.

Ahora, Con La llegada de la Cuarta Revolución Industrial, la sociedad enfrenta una etapa superior del avance tecnológico, en la cual los senderos se multiplican y la capacidad de previsión se vuelve mucho más modesta. Las disrupciones que promete la industria 4.0 sobre los procesos productivos rodean la robótica, las tecnologías 3D, la ciberseguridad y los algoritmos que automatizan el aprendizaje.

La automatización y digitalización mediante sistemas de producción flexible que facilitan la elaboración de bienes y servicios personalizados son la contracara de las nuevas necesidades de consumo, identificables gracias al procesamiento de big data. La industria 4.0 promete, además, la redefinición completa de ciertos negocios, la reorganización de los procesos al interior de la firma, y la modificación de las estrategias de producción vertical y horizontal en un mundo que la tecnología altera velozmente. Las nuevas formas de organización productiva no pueden extender linealmente tendencias recientes, pues las nuevas tecnologías modifican de plano los costos del empleo y de los servicios productivos, planteando interrogantes incluso sobre desarrollos que hasta hoy se consideraban inevitables, como por ejemplo las estrategias de offshoring

El mundo atraviesa una nueva revolución tecnológica con cambios vertiginosos que suceden en casi todos los ámbitos de la vida humana, cuya velocidad y originalidad sugiere que la llamada Cuarta Revolución Industrial no es la mera continuación o profundización de las tres anteriores. En este sentido, no es obvio que la historia de las revoluciones constituya una guía útil para entender los efectos de la nueva era. Las transformaciones productivas que trajeron las revoluciones previas han sido estudiadas en extenso y pueden ser encasilladas con relativa facilidad. Hace 250 años, la Primera Revolución Industrial, o industria 1.0, trajo consigo la mecanización y el uso de la energía térmica para crear las primeras máquinas a vapor. Casi cien años después, la electromecánica y las cadenas de montaje dieron lugar a la industria 2.0, y trajeron ganancias de productividad únicas en la historia humana. Recién una centuria más tarde se asistía a la Revolución Industrial 3.0, con la llegada de las tecnologías informáticas, la electrónica y la automatización de determinados procesos industriales. Estos antecedentes, sin embargo, no permiten anticipar linealmente lo que ocurriría unas pocas décadas después. En apenas media centuria, y tomando ventaja de la infraestructura digital legada por la revolución anterior, surge un paradigma completamente novedoso. La big data, la inteligencia artificial, entornos virtuales e impresión 3D son las cartas de presentación más deslumbrantes con las que se da a conocer la Revolución Industrial 4.0, pero los impactos esperados sobre la economía global exceden por mucho el asombro de algunas tecnologías específicas. Este hito puede definirse como la veloz transición hacia nuevos sistemas ciber físicos que operan en un entorno de redes, de órdenes de magnitud más complejas que las anteriores, y que tienden a evaporar las fronteras entre lo físico, lo digital y lo biológico. Cada revolución industrial implicó un salto tecnológico discreto de creciente complejidad. Las tres primeras revoluciones industriales trajeron consigo novedades cuya configuración dinámica traía aparejada la automatización de tareas repetitivas que predecían una menor participación de esfuerzo físico. La revolución 4.0 da lugar a nuevas relaciones laborales donde la motivación, la calidad, la inversión en capital humano, la satisfacción personal o la autorrealización de las personas que trabajan o están involucradas en algún proceso productivo, como así también un buen clima laboral, son pilares para optimizar la productividad y el crecimiento del trabajo del futuro.

Hoy en día, la tecnología apura el acercamiento entre futuro y presente, lo que provoca tensiones sociales, políticas, económicas culturales y generacionales. La tecnológica es el crecimiento acelerado del desarrollo de la ciencia aplicada básicamente en áreas como la robótica, la nanotecnología, la biotecnología, la Inteligencia artificial y la informática.

Espero que la clase política deje de pensar y planificar las próximas elecciones y planifique y desarrolle las próximas generaciones.

INVITADO
Juan Pablo Chiesa
Abogado Laborista. UBA. Magister en Empleo y en Políticas Públicas.
Dirigente político y Presidente de Ap´titud Renovadora.

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