Santo en la Web y en la Red

26 de julio, 2024

Juan Pablo Chiesa. El fracaso de las ideológicas partidarias y el momento del gobierno de los virtuosos.

En un país bien gobernado, la pobreza es algo que avergüenza.

En un país mal gobernado, la riqueza es algo que avergüenza.

Uno de los mayores dilemas de la actividad política es la dificultad y por qué, la imposibilidad de cumplir todas las promesas lanzadas durante las campañas por la consecución del poder para uso propio.

En estos tiempos donde en la argentina gobierna el odio, la conflictividad política, la incoherencia y la pérdida de valores, es notable y a su vez, lamentable, que estos valores son consecuencias de la estupidez de las ideologías y del absolutismo con extremismos radicalizados que lo único que consiguieron fue dividir a una sociedad, aplastar un país, abatir la política y sumergir a toda la población a una pobreza e ignorancia extrema.

Los valores de la tolerancia, la bondad, el dialogo, la unidad, la benevolencia, el respeto a las costumbres tradicionales y la justicia independiente fueron abolidos por las ideológicas partidarias y por los políticos incapaces de separar su ideología de gobernar un pueblo.

Esta fragmentación política y tensión social tiene una sola solución. Esta solución tiene su origen en la educación y el trabajo como unas políticas de inclusión social y transformación moral de la política.

Vemos como es lamentable cuando la Argentina festeja fechas patrias que les incumbe a todos los argentinos conmemorando a los héroes que dieron la vida por la soberanía de nuestra Republica, flamean banderas de todos los colores políticos, menos la celeste y blanca. Esto es gemebundo y cabizbajo. Pero esto es culpa de la ideología, solo del extremismo ideológico y absurdo.

La educación, como fuente de virtud, pregona principalmente 3 virtudes fundamentales: la BONDAD, que genera alegría y paz interior; la CIENCIA, que permite disipar las dudas; y la VALENTÍA, que ahuyenta toda forma de miedo.

El objetivo básico de la educación consistía en formar a personas virtuosas, sensatas y de mente clara. De esta forma, serían las más capacitadas para asumir responsabilidades de gran importancia social y poder hacer así su contribución a la sociedad y formar gobierno.

El Trabajo, como única fuente de ingreso, pregona 3 virtudes fundamentales. La INCLUSION, que genera interacción social y combate toda parasitismo y holgazanería; LIBERTAD, permite no caer en el dominio de unos pocos oportunistas; RIQUEZA, es la única solución a la pobreza.

El trabajo es una vía segura para alcanzar la virtud y la libertad que trae consigo la paz interior y la felicidad.

Pero, que pasa por la cabeza de los gobernantes, ¿de los gobernadores y de nuestro sistema democrático?

Los gobernados les deben lealtad y respeto a los gobernantes, pero los gobernantes que no cuidan el bienestar del pueblo pierden ese mandato y deben abdicar.

La democracia, lejos de ser un ideal, es un conjunto de técnicas y practica para que los políticos puedan traicionar a quienes los eligen

Cuando hablamos de las elecciones, lo vemos como un sistema de la libre competencia y de la garantía de renovación del mundo de los políticos traidores.

¡Lejos estamos de estos axiomas!

Todavía quedamos melancólicos, pensadores y virtuosos que tratamos de convencer a la sociedad de que la democracia y principales consecuencias, la educación y el trabajo, son adecuados para países desarrollados y enemigos acérrimos de las ideologías partidarias, absurdas y extremistas que dejaron de seducir a una sociedad que aun le queda suficientes niveles de esperanza para anhelar es gobierno de los mejores, sin detenerse ideológicas o egoísmos partidarios.

INVITADO
Juan Pablo Chiesa
Abogado Laborista. UBA. Magister en Empleo y en Políticas Públicas.
Dirigente político y Presidente de Ap´titud Renovadora.

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