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26 de julio, 2024

MARTHA WOLFF. Bolsas negras quedará para la historia del arte.

Señor Presidente: “Usted y su gobierno fueron los que pusieron bolsas negras a los que murieron por no recibir la vacuna. Es muy fácil desde el poder dar sermones cuando se tienen privilegios. Los que fueron enterrados por coronavirus, murieron solos, y no pudieron ser enterrados por sus familiares. Y quiero recordarle que en el Museo de Arte de la Casa Rosada hay un cuadro desgarrador que pintó Carlos Alonso, que habla de los secretos y dobles mensajes que desde allí se dieron al pueblo reunido por voluntad propia, a los convocados, a los obligados a los opositores de los que gobernaron democráticamente o por gobiernos de facto”.

El Museo está ubicado en los restos de dos edificios históricos que fueron sometidos a un riguroso proceso de restauración y recuperación patrimonial: la Aduana Taylor, de 1855, y el Fuerte de Buenos Aires del siglo XVIII, en cuyo solar se levanta la Casa Rosada de fin del siglo XIX. El mismo posee un acervo de varios miles de piezas de carácter histórico y artístico que abarcan desde el período hispánico hasta los presidentes argentinos.

Del cuadro de Alonso al que hago referencia, es un retrato que muestra una Casa Rosada en un coctel con esa mezcla de militares, asesinos de manos anónimas como los llamó el pintor, invitados de civil, y señoras elegantes dividiendo la tela con una cinta argentina, al estilo de cuando se hacen inauguraciones y un subsuelo morgue de asesinados, despedazados.

Señor Presidente el arte es denuncia y las bolsas negras que fueron colgadas en la verja de hierro que lo separa de su seguridad y confort, como la cinta del cuadro, habla de dos mundos. Ustedes no mataron, pero mandaron al muere a quienes tenían que salvar.

Señor Presidente, usted no es un asesino, pero se cuida las espaldas al mejor estilo de la mafia, porque alguien lo está apuntando. Cuando Cristina Kirchner entró al velatorio de Maradona, que se lo llevó la droga, que también manejan asesinos de manos limpias como muestra el cuadro de Alonso, ella quiso entrar sola para no contaminarse de los hinchas desaforados que fueron a darle su adiós, y ahí estalló el desorden hasta decapitar al que fuera Presidente de la Nación Hipólito Irigoyen. En ese momento hubo fotógrafos, pero no pintores, pero esas imágenes despertaron bronca y odio porque no fue de casualidad la ideología de los que lo perpetraron.

La Casa Rosada tiene ese color mezcla de mostrar un país blanco que está manchado de mucha sangre. Gracias al arte, de todo tipo, como el de las bolsas que realizaron un grupo que no fue anónimo llamado Unión Republicana y Jóvenes Republicanos, montaron lo que se llama una instalación como metáfora del vacunatorio VIP peronista-kirschnerista.

Bolsas negras van a quedar para la Historia. Además, fue el momento en el que otros jóvenes, que no son La Cámpora, se manifestaron queriendo construir una Argentina mejor.

INVITADA
Martha Wolff
Periodista y escritora

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