Una pareja de amantes recuerda cómo era hacer el amor antes del coronavirus.
La escena tiene lugar en el dormitorio de ambos testigos de sus entregas.
Ambos se escriben y contestan en un nuevo código de amor impuesto por la pandemia.
Él recostado y con el celular en mano le escribe y ella alternadamente le contesta:
“No es lo mismo un beso a distancia que el perderme en tus labios”.
Ella tirada en la cama boca abajo con el celular le contesta:
“No es lo mismo en vivo y en directo que recibirlos por whatsapp o a un metro de distancia”.
“No tocarte es como haber perdido la partitura de mi inspiración”.
“No tener tu calor es haber entrado al invernadero de mi vida”.
“No abrazarnos y atraídos nuestros cuerpos no es pasión”.
“No verte entrelazado a mí es como un castigo cuando era tan bueno”
“No poder recorrer tu cuerpo con mis dedos para acariciarte es toda es una pesadilla”.
“No poder sentirte cerca y a distancia prudencial es un castigo sin haber hecho daño”.
“No sentir tu respiración por miedo a la contaminación es sentirme melancólica”.
“No poder mirarnos a los ojos buscando nuestro interior es sentirnos extraños”.
“No conocerle el rostro al virus nuestro enemigo es una burla a la vida”.
“No permitirnos estar cerca para disfrutar de la vida es separa en vez de unir a la gente.”
“Una cama doble espera a dos para amarse”.
“Una cama doble desinfectada con alcohol y nosotros con barbijos y pijamas es inimaginado”.
“Llegó el fin del mundo para hacer del amor una plaga y no una bendición”.
“La contaminación ambiental y la virosis son los enemigos del siglo XXI”
“Las únicas armas que tenemos es seguir siendo amantes al estilo de la epidemia del nuevo virus”.
“Te quiero”.
“Quíerote”.
INVITADA
Martha Wolff
Periodista y escritora
