Santo en la Web y en la Red

27 de julio, 2024

MARTHA WOLFF. El privilegio de ser periodista.

Periodista es una palabra que contiene diez letras.

Diez letras que encierran diez mandamientos.

Mandamientos que circulan en la sangre para dejar escrito lo que le dicta su corazón.

Un corazón que no late igual del  que no lo es.

El que lo no lo es, no escucha como el que lo es, sus sístoles y sus diástoles que le dicta su corazón. Lo que le dictan sus pensamientos para expresar ideas, para decirlas o dejarlas en papel.

Pensamientos que sintetizan lo que su tercer ojo de periodista tiene en su frente.

Ojo que mira lo que ve con otros ojos, con ojo de cronista.

Un cronista que nació para descubrir más allá de lo que se muestra.

Ojo de un relator para informar.

Ojo de un escritor para sellar su impronta en tinta.

Ojo de un contador de historias con ojos de escultor cincelando vidas y hechos.

Ojo que descubre verdades ocultas.

Ojo que acusa y ojo que embellece.

El haber nacido para ser periodista es haber nacido para ser bendecido, con una profesión más rica que el oro, porque le ilumina el alma, porque la noticia le llega como el aire que respira, o porque la va a buscar porque si no se ahoga.

El haber decidido ser periodista por elección es aquella persona que se siente un justiciero, porque le agrega a lo fáctico, los hilos invisibles que mueven a la sociedad.

El asumirse como periodista es elegir ser un gladiador en medio de la lucha cotidiana o histórica, por desmenuzar y agregar sucesos, historias, reportajes, hechos, situaciones, eventos, cosas que pasan…

El sentir que se es periodista, es saber que tiene el mapamundi en sus manos y la responsabilidad de cómo, cuándo y dónde contar lo va lo va sucediendo mientras gira sobre su eje.

Es que el periodista no deja de ser un contador de sueños y de realidades a su manera, y es en esa manera de contar que se define como tal. Cuando un periodista se destaca, es porque tiene una particular manera de decir, de llegar al público, de juzgar, de denunciar, y eso lo identifica. Es un privilegio de pocos que fueron y son los maestros a imitar.

Bendita profesión la del PERIODISTA con mayúscula, al ser un cazador de voces y mensajes, de letras y pensamientos, que pueblan el aire para convertirlos en pájaros enjaulados, en testimonios de lo cotidiano, en el milagro de la información para que revoloteen en los oídos del mundo y neutralizar el silencio.

Ser periodista es un privilegio que le da sentido a lo complejo del accionar de la Humanidad para acercar los unos y los otros.

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