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26 de julio, 2024

Martha Wolff. Hijos del placer versus hijos kirchneristas.

Oscar Isidro José Parrilli, senador nacional argentino, opinó que hay pocos nacimientos porque no hay felicidad política como cuando gobernó Cristina Kirchner. Eso fue más que un razonamiento parte de la ideología gobernante. Ya lo había manifestado también la diputada Victoria Tolosa Paz con otra frase célebre del mismo contenido filosófico cuando dijo: “En el peronismo siempre se garchó bien”. O sea que ambos representantes están convencidos que la relación sexual aumenta porque la doctrina que los gobierna los estimula a gozar y traer hijos al mundo. Mejor dicho  no es convencimiento sino adoctrinamiento. Ni que se hubieran combinado para demostrar hasta qué parte de la intimidad social quieren infiltrarse. Pero esto no es una novedad lo hicieron dictadores de siempre y las religiones para dominar a los pueblos con la excusa de la moral y el aumento poblacional, unos porque hay que tener los hijos que Dios manda y otros para educarlos a su favor.

Aunque Parrilli y Tolosa Paz no lo sepan, el mayor aumento de nacimientos que se recuerda fue después de la Segunda Guerra Mundia.l Fue un estallido de amor a la vida después de haber sobrevivido, habiendo sido millones los huérfanos que quedaron ambulando de familiares asesinados, matados por las bombas y las armas, por el hambre, las persecuciones y la barbarie.

El instinto de atracción sexual no es ni peronista ni kirchnerista, es humano, y está demostrado que las grandes reproducciones tienen como franja de altos nacimientos en las clases bajas y empobrecidas y en las altas por creencias religiosas.  Para muchas mujeres tener muchos hijos se debe a la falta de educación sexual tanto de ellas como de los hombres, ya que fornicar es una necesidad, una descarga, un entretenimiento. En los casos de alto poder económico y creyentes son los hijos que Dios manda. Así los hijos también se diferencian de los hijos del placer, de los displacer, de las violaciones, de las violencias,  del de acoplarse por deporte, por satisfacer el ego, por atracciones, por oportunidades. Los hijos que nacen están los deseados y los no deseados, los queridos y los despreciados, los abandonados y los adorados, los adoptados y entre las variaciones están las elecciones previas como el aborto para no asumir esa responsabilidad.  

Claro que esta enumeración de cómo se concibe un hijo o mejor dicho de cómo una mujer queda embarazada no entra en las certezas peronistas-kirchneristas de Parrilli y Tolosa Paz. Para ellos traer hijos al mundo es sinónimo de bienestar político que invita al pueblo a concebir hijos “Made in Frente de Todos”. Pero cuidado con este juego perverso que ya usó Hitler para tener una sociedad aria pura de bebés de cabellos rubios con ojos celestes con su  “Lebensborn” (fuente de vida), creada por  el líder de la SS, Heinrich Himmler, en la que se elegía a las jóvenes y jerarcas nazis para que  concibieran hijos para poblar la Alemania nazi con hijos calculados para poblarla con la nueva raza.  Por ende si se garcha más con los gobiernos peronistas la Argentina será más peronista.

Parrilli como Tolosa Paz deberían ocuparse de mejorar la situación económica por la pobreza que tiene el país. Como resultado comprobarán que a medida que mejora, los argentinos  tendrán menos hijos para poder educarlos y alimentarlos. Esto mismo sucedió con los inmigrantes de familias numerosas que llegaron a fines del siglo XIX y XX, y que a medida que progresaron disminuyeron la cantidad de hijos. Con las urgencias sociales que hay lo que faltaba es que Parrilli y Tolosa Paz se metieran en la cama de los argentinos.

INVITADA
Martha Wolff
Periodista y escritora

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