Santo en la Web y en la Red

26 de julio, 2024

Martha Wolff. Las mujeres no quieren que nadie les corte las alas.

Calendario de horas, días, semanas, meses, años y siglos de acumulación de propietario y propiedad y la del abastecedor y la abastecida.

Indudablemente el modelo se fue perfeccionando en el hombre para ser cada vez más autoritario, tanto directamente como sutil, por haber sufrido el tener que imitar a otros hombres a los que tuvo que obedecer y a lo que la sociedad le fue exigiendo. En cambio, en la mujer, el modelo fue el de ir liberándose de a poco de lo que fue acumulando de experiencias con la convivencia. Y fue ella la que empezó a decir basta de ser un objeto y no sujeto de sí misma. El sólo hecho de haber nacido mujer siempre abrazó con cariño desde su relación con el hombre, la casa, los hijos y todo en general, con ese decreto de que ella debía estar en la casa y él en la calle. En cambio el hombre se fue armado su programación con compartimentos estancos entre lo que representa su mujer, su hogar y su trabajo más el deporte y la vida social.

Desde los movimientos feministas que fueron surgiendo, las mujeres tiraron abajo esos tabiques y salieron a reclamar sus derechos igualitarios con el hombre. Por ese miedo a la paridad fue aumentando día a día la agresión hacia ellas, porque para lo heredado eso no encaja en el esquema de lo que es una pareja o una familia.

 Al borrar el diseño que la historia, de qué es un hombre y de lo qué debe ser una mujer, ellas devolvieron la costilla de Adán por considerarse un esqueleto paralelo. Basta de hombres que esculpieron a su medida mujeres ideales, ahora son de carne y hueso y reales. Siempre pensé como periodista, que, si pudiera hacerles reportajes a las difuntas, seguro que la mayoría me hablaría de sus dramas o pasiones de amor, esa poesía de encuentro entre un hombre y una mujer que debería sumar y no restar. Las mujeres no son Venus de Milos mancas y han salido a la calle a gritar que una mujer puede estar sola sin tener soledad, que puede ser digna sin un hombre, que no quieren ser esclavas por dinero y que no quieren ser propiedad privada de nadie y no quieren que nadie les corte las alas.

INVITADA
Martha Wolff
Periodista y escritora

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