Santo en la Web y en la Red

27 de julio, 2024

Martha Wolff. Que nadie sea rehén de nadie.

Ya terminando el año hay sabor dulce y amargo para digerir.

El pan dulce que el kirchnerismo ofreció entre promesas y fracasos, fermentó. El que ofrece Milei tiene menos fruta abrillantada y tal vez mañana esté al alcance de la mano. La democracia funcionó. Hubo elecciones, cambios, desafíos y ganas de recomenzar un camino coherente con la realidad.

Con este panorama y antes del 31, a las 24 horas, cuando comience el 2024, se está viviendo en el país un clima de coherencia con verdades ocultas que conformaban y distraían a la población. Y a pesar de que antes el carnaval duraba los 365 días del año, ahora solo será cuando lo marque el calendario. El desfile y las carrozas de los rehenes de la beneficencia, a costillas de los trabajadores, para mantener en el poder a los jerarcas bacanes del populismo, se terminó.  La matemática de un peronista es igual a la de un compañero, un kirchnerista es igual a un empleo y una organización a una unidad básica y empleos nacionales, se acabó. El hacer del país un ejército de dependientes del Estado afines al partido gobernante pagados por los aportantes de todo nivel social, naufragó.  El acomodo del amigo del funcionario y la coima para permitir lo prohibido, expiró. El pagar sueldos truchos del acomodo se sumó a la limpieza étnica peronista-kirchnerista que ahogaba cajas y emitía dinero para compensar la malversación de  la economía. Esto y mucho más ha sido el espejo de lo que fueron las últimas elecciones para cambiar la imagen del país. El pueblo argentino, como pregonaba aquel 25 de mayo de 1810, quiso saber de qué se trata tanto descalabro social, político y económico.

Se está poniendo orden porque el progreso depende del respeto a la ley y allá vamos a un precio muy alto y no enmascarado que dejó huellas que hay que asfaltar.

Caminando he visto los restos de basura que se llevan y revuelven los cartoneros y los buscadores de pepitas de oro, o sea algo comestible y vendible, y llegará el día que no siembren basura buscando en la basura.  A pesar de los resabios de aquello que todo estaba permitido la verdad es que no todo lo está y que todo lo que altere el orden público, no va más. Así como la ex presidenta y vice Cristina Kirchner se llevó la estatua del marido del CCK cometiendo el error de haberse creído dueña de todo, con los cambios hay un deseo que nada sea capricho sino ajustado a la ley y a la justicia.

Se terminó la era de los rehenes pagos en colectivos a las marchas y los rehenes  de trabajadores de los sindicatos, los rehenes de los votos partidarios en el Congreso, los rehenes asistentes a los discursos de los Fernández y de Massa para impresionar ante los medios, los rehenes de la beneficencia que aumentaba su pobreza, las rehenes del falso feminismo de mujeres acomplejadas y entregadas a un aborto gratuito, a los niños rehenes de una educación fascista para repetir enseñanzas de héroes truchos, de rehenes de periodistas pagos para apoyar a los reyes del poder, los rehenes de los choripanes, las cajas navideñas con las fotos de Perón, Evita, Cristina y Néstor para no olvidarlos, los rehenes de tener que leer y releer los grafitis y carteles de propaganda ensuciando la propiedad ajena de los manda más y los rehenes de todo lo que significa invadir las mentes para poblarlas de slogan y adoraciones. Pero vamos en camino de ser rehén de  la libertad  para elevar la condición humana.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado, pero falta pedir al cielo, a los dioses del Olimpo y a todas las religiones que los rehenes desde hace once semanas en Gaza vean la luz del sol y vuelvan a sus hogares.

¡Qué nadie sea rehén de nadie ni de nada!

INVITADA
Martha Wolff
Periodista y escritora

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