Ian, de 9 años, nació con una encefalopatía crónica no evolutiva, un desorden generado por un defecto o una lesión. Interactúa con el mundo exterior a través de sus ojos y una computadora con el sistema TOBII. Su mamá, Sheila Graschinsky, lucha desde hace años para mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedades neurológicas y motrices. Acudió con el objetivo de hacer un corto que visibilice la discapacidad y las huellas que deja la desinformación a la productora de Juan José Campanella y pudo convertir su sueño en realidad.