Santo en la Web y en la Red

26 de marzo, 2025

Martha Wolff. Película Anora. Decadencia y una chispa de esperanza.

ANORA es la película que este año arrasó con los premios Oscar. Una película que tiene un mensaje importante sobre cómo funciona hoy el mundo del poder. Una película que toma dos escenarios y en el medio dos protagonistas y sus acólitos. Los escenarios son Estados Unidos con su ambientación de vicios, droga, prostitución y explotación sexual como negocio y Rusia con sus nuevos ricos, en una sociedad ex comunista y en aparente democracia en crecimiento. Estos dos escenarios hablan de las particularidades de cada país que se mezclan en medio de la decadencia social entre los que intentan perdiendo la ética sobrevivir.

El lugar en el que se desencadena una diversión será otro escenario para el argumento. Ese bar de aparente tragos y acercamientos entre hombres y mujeres que se buscan con el fin de tener una relación sexual paga tiene como provocación mujeres bonitas, jóvenes, de cuerpos esculturales que por dinero invitan a gozar. Las tomas eróticas se repiten para demostrar cómos e maneja el negocio de la prostitución con comisiones miserables que reciben al lado de sus ganancias, inclusive tener ellas que llevar sus propias viandas. De este modo con lo que va sucediendo se va demostrando que en el mundo hay varios poderes: la trata y la explotación sexual, la droga, la religión y la justicia comprada.

Una descendiente de inmigrantes rusos es Anora, papel que hace Mickey Madison, alucinante ejerciendo la prostitución. La entrega al personaje está encarnada en una joven que tienta a los hombres tanto en el bar como en el reservado que para disfrutarlas cobran sus servicios.  En una de esas noches de trabajo  Ani, así identificada, se topa con un jovencito ruso y el intercambio de idioma encierra algo así como Occidente y Europa Oriental al rojo vivo con sus sociedades de consumo como un código de identidad que los acerca más.

El joven es hijo de millonarios rusos que viven en Nueva York protegido por un sacerdote a sueldo de sus padres en Rusia, joven atrapado por la plata fácil, los barbitúricos de todo tipo y el alcohol. Desenfrenadamente tienen relaciones también en la fabulosa residencia de sus padres donde Ani se deslumbra por el bienestar y el lujo.

Lo que sucede entre ellos los lleva al engaño de amor y casamiento en Las Vegas dejando a esa ciudad del juego a un antro de ilusión de parejas al paso. En Las Vegas el grupo de amigos que los acompañan despilfarran el tiempo de juventud decadente.

Pero gracias a los medios de comunicación llega la orden de romper ese matrimonio. Ani pasa a estar en las manos de la mafia que maneja su padre. Comienza la persecución de ese hijo que escapa. Ani ha quedado abandonada y sin su anillo de cinco quilates arrebatado por sus custodios, anillo comprado con la plata de su patrón. Así acosada y atrapada se defiende como una fiera porque ella pudo pasar a ser una señora, tener marido, la joya, la casa y estupefacientes.  Se vuelve rebelde con el fin de conservar su status.

En auxilio, para salvar el “honor” del niño ruso de 21 años llegan la madre y el “dueño de todo” en un avión particular y exige que se divorcien. La madre del joven ruso aparece sobre el final de la película, más preocupada por el dinero que por la educación de su hijo. La creciente tensión y manejos denuncian la división de clases sociales. Una puta no puede casarse con un niño bien y la Justicia comprada.

A esta película la llaman comedia y es una muestra de la crisis que vive la humanidad ante las tentaciones a las que se entregan muchos jóvenes y adultos al facilismo, los ricos porque son ricos, los pobres porque son pobres, los de clase media porque ambicionan más y los desahuciados no tiene nada que perder. Pero como no todo está perdido, un custodio ruso, encargado de custodiar a Ani, enamorado de ella, le restituye el anillo rescatado por él. En la escena final, ella acostumbrada a entregarse como agradecimiento  lo viola y llora desconsoladamente sobre su pecho porque nunca conoció la ternura en vez de sexo.

He contado la película porque mientras la estaba viendo sentí como decía Mafalda “Paren al mundo que me quiero bajar”.

INVITADA
Martha Wolff
Periodista y escritora

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