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26 de abril, 2024

AMIA. Ricardo Darín interpretó el monólogo final que escribió Chaplin para “El gran dictador”. VIDEO

“Solo pedimos justicia”. Memoria del criminal atentado.

SOBRE “EL GRAN DICTADOR”

Escrita, dirigida y actuada por Charles Chaplin, la película fue estrenada el 15 de octubre de 1940 en Nueva York, y cinco años después, llegó a los cines argentinos.

El film, una feroz crítica a los totalitarismos que emergieron en Alemania y en Italia, relata la historia de un humilde barbero judío, que sube al poder por equivocación, a causa de su parecido físico con el dictador de la nación de Tomania. A su vez, al ser confundido con el barbero por sus propios guardias, el dictador termina ingresando en un campo de concentración.

Interpretados por Chaplin, ambos personajes muestran las dimensiones en las que el odio puede desplegarse y los valores que la Humanidad necesita preservar para vivir en paz.

MONÓLOGO FINAL DE LA PELÍCULA “EL GRAN DICTADOR”

Lo siento, pero no quiero ser emperador. Ese no es asunto mío. Yo no quiero dominar ni conquistar a nadie. Me gustaría ayudar a todos de ser posible. Todos queremos ayudarnos unos a otros. Los seres humanos somos así. Queremos vivir para hacer felices a los demás, no para causar la miseria del otro. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay lugar para todos.

Pero la codicia ha envenenado el alma, ha levantado barricadas de odio, nos ha empujado hacia la miseria y las matanzas. Nos hemos desarrollado muy rápido, pero nos hemos encarcelado en nosotros mismos. La maquinaria que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestros conocimientos nos han hecho cínicos; nuestra inteligencia, duros y desconsiderados. Pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que maquinaria, necesitamos humanidad; más que astucia, amabilidad y gentileza. Sin estas cualidades la vida será violenta y todo estará perdido.

Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige fraternidad universal y la unión de las almas. A aquellos que me pueden oír, les digo: no desesperen.

El odio pasará. No se rindan. Ustedes no son máquinas, no son ganado, son seres humanos y llevan en sus corazones el amor de la humanidad. ¡Unámonos! Luchemos por un mundo nuevo. Por un mundo que garantice a las personas un trabajo, a la juventud un futuro, y a la vejez seguridad. Luchemos para liberar al mundo, para acabar con las barreras, para acabar con la codicia, con el odio y la intolerancia. Luchemos por un mundo en que la ciencia y el progreso conduzcan a la felicidad de todos. ¡Unámonos! ¡Unámonos todos!

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